Es crucial tomar consciencia de la importancia que tiene el conocerse bien a una misma para resolver muchos de los conflictos internos que influyen en nuestro estado emocional y en nuestra interacción con los demás y con el entorno.

Yo siempre había creído que me conocía muy bien a mí misma, sin embargo, fue ya en mi cuarta década cuando el Desarrollo Personal fue clave para que pudiera experimentar ese «despertar consciente» del que tanto oímos hablar actualmente y que, en mi caso, me mostró que había mucho más en mí por descubrir  y conocer y que, muchas de mis creencias sobre lo que yo era, ni siquiera eran ciertas. 

¿Me conocía? Pues la verdad, muy poco y mal.

Y eso influyó directamente en mi forma de tratarme y de hablarme a mí misma, en mi forma de concederme permisos, de premiarme, o más bien castigarme, e incluso en mi forma de mostrarme hacia los demás.

A día de hoy, no creas que ya sé quién soy al 100%. Continúo mi camino de autoconocimiento, descubriendo más sobre mí, trabajando en todos aquellos aspectos que me disgustan de mí y que sé que puedo cambiar, y aceptando todos los que, aunque cambiaría, sé que no es posible hacerlo (como mis ojos, que yo los querría verdes pero acepto que sean marrones).